Como el buque que se hunde esta en estos momentos la vida, que solo encuentra escollos que dañan su armonía. Yo te pregunto hermano, no es posible la alegría? De encontrar un espigón donde amarrar ese barco en que se ha convertido la vida y bien atado y amarrado, anclarnos en nuestras vidas, aceptando totalmente las vicisitudes habidas, intentando y consiguiendo que ninguna nos haga cautivos de su incongruencia activa, seamos capaces tod@s de rellenar nuestras vidas, de ilusión por conseguir salir de la brecha hundida en nuestro sentir día a día y que amenaza nuestras vidas, pues nos hundimos entre amarguras de ponzoñas tristezas acaecidas. Cambiemos las actitudes, dejemos atrás las heridas y sanemos tod@s junt@s la actitud frente a la vida, con alegría y a sabiendas que es ardua la tarea, pero que saldremos fortalecidos cuan ave fénix, que surge de sus cenizas, una y otra vez, con fuerza y con ahínco de conseguir los frutos de la cosecha que parece maldecida, pero si limpiamos bien la podredumbre que han hecho las heridas, encontraremos firmeza de acción indefinida y cambiaremos el rumbo de esta nave que zozobra, llegando a puerto erguidos como triunfadores que han estado a la deriva y han encontrado el rumbo que los atrae en la vida, con firmeza y decisión para comenzar de nuevo y llegar al desembarco de la aflicción padecida. Ya en tierra firme, y sanadas las heridas, encontraremos hermanos la esperanza en la vida, que cada uno se haya propuesto enriquecer con su sabiduría, en que todos somos UNO y disfrutamos del libre albedrío para enderezar nuestras vidas y llegar todos a puerto desembarcando con alegría en la orilla de la otra vida donde recorreremos la ida y sabremos a ciencia cierta cuál ha sido nuestra errada en la experiencia de vida y sabios por los recuerdos volveremos a reanudar otra experiencia de vida, a sabiendas de que contamos con la gran sabiduría que da la experiencia de ir de vida en vida. Inés.
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